La posibilidad de que fabricantes de autos chinos establezcan plantas de producción en México ha generado discusiones, particularmente en el contexto de cumplir con las estrictas reglas de origen del T-MEC, que exigen un 75% de contenido regional, además de requisitos laborales y un mayor contenido de acero y aluminio. Estas reglas son las más altas del mundo en términos de acuerdo comercial y están diseñadas para asegurar que la producción automotriz en Norteamérica beneficie principalmente a los trabajadores y empresas de México, Estados Unidos y Canadá.
El senador republicano Josh Hawley propuso imponer aranceles del 125% a los vehículos fabricados en China que intenten ingresar a Estados Unidos a través de México, reflejando preocupaciones en Estados Unidos sobre una posible «inundación» de autos chinos. Además, el Departamento de Comercio de Estados Unidos inició una investigación para evaluar si las importaciones de vehículos chinos representan un riesgo para la seguridad nacional, especialmente por la tecnología de los autos conectados.
Sin embargo, representantes de la industria automotriz mexicana, como el director de la AMIA, Odracir Barquera, y el director de la Industria Nacional de Autopartes (INA), Armando Cortés, destacan que las preocupaciones expresadas en Estados Unidos parecen basarse más en discursos electorales que en datos concretos. Según ellos, las inversiones chinas en el sector de autopartes en México representan solo el 4% entre 2006 y noviembre de 2023, lo cual no respalda la preocupación de una «inundación» de productos chinos.
La industria nacional enfatiza que si los fabricantes chinos deciden establecer operaciones en México y logran cumplir con las reglas de origen del T-MEC, no habría motivos para rechazar sus productos en el mercado norteamericano. Además, ya se están haciendo esfuerzos para aumentar la producción de baterías para vehículos eléctricos y expandir la base de proveeduría para incrementar el contenido regional, lo cual podría facilitar aún más el cumplimiento de las reglas de origen por parte de futuras inversiones chinas en el sector automotriz mexicano.
Con información de El Economista | Nota original