A pesar de que en los Precriterios Generales de Política Económica 2024 se estimó una contracción anual real de 2.7% en el gasto neto total y de 4% en el gasto programable del 2024, expertos en finanzas públicas consultados por El Economista sostienen que el presupuesto del siguiente año tendrá un aumento anual consecuencia de los gastos ineludibles como pensiones, intereses de la deuda y recursos a entidades federativas.
“Aunque en Precriterios 2024 anunciaron un recorte no veo por dónde, a menos que recorten presupuesto a sectores que han sido impactados en los últimos años. Aun así no se puede compensar por los aumentos que se necesitan en gastos ineludibles y programas prioritarios. Lo más probable es que el gasto aumente y que los ingresos no tengan de dónde crecer porque no tuvimos reforma tributaria”, declaró Macías.
La directora ejecutiva del CIEP explicó que entre los gastos ineludibles se encuentran las pensiones contributivas y no contributivas, el costo financiero de la deuda y el presupuesto a entidades federativas.
“Si sumamos el gasto en pensiones y el gasto en el costo financiero de la deuda, estamos cerca de 10% del Producto Interno Bruto (PIB) y ni con toda la recaudación del Impuesto sobre la Renta alcanza para pagarlo. Sí es preocupante y son señales de insostenibilidad”, mencionó.
Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), comentó que lo que se espera en el Paquete Económico 2024 es que los programas prioritarios del gobierno federal tengan incrementos anuales importantes.
El entrevistado refirió que sólo para la Pensión del Bienestar para Adultos Mayores se estimó un aumento presupuestal de 100,000 millones de pesos para el siguiente año, para ubicarse en 439,149 millones de pesos.
En un análisis, elaborado por el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), se precisó que “quizá el programa más oneroso a futuro sea el de las pensiones de adultos mayores que ya representa 80% del gasto total de la Secretaría del Bienestar y es 32% mayor al ejercido por la Secretaría de Salud, y todas las fuerzas políticas se han inclinado por su ampliación”.
Pago deuda, en la misma sintonía
“Si bien la inflación ha venido desacelerándose, las tasas de interés se han mantenido (en el nivel) y eso se proyecta para el 2024, lo cual implica un elevado costo de endeudamiento y si sumamos el costo de pensiones y el gasto federalizado prácticamente se tiene comprometido buena parte del presupuesto que deja muy poco margen para la implementación de nuevas políticas públicas y todos aquellos asuntos que han quedado pendientes”, declaró.
En el caso de Petróleos Mexicanos se tienen programados vencimientos de deuda importantes y seguramente el gobierno federal inyectará recursos importantes para solventar la deuda, acotó Guadarrama.
Reforma fiscal no debería postergarse
Los analistas consultados por este medio también coincidieron que el próximo gobierno debe llevar a cabo una reforma fiscal porque las finanzas públicas son insostenibles.
“Necesariamente debe de haber un cambio en las reglas de recaudación y, si bien se puede solventar al inicio con los cambios en Miscelánea Fiscal, lo recomendable es que la reforma tributaria que se postergó en esta administración sí se lleve a cabo por la siguiente”.
La directora del CIEP comentó que en el momento en que haya candidatos o candidatas ya tendría que estar sobre la mesa la discusión de reforma tributaria y entender que se tiene que empezar rápido.
Macías Sánchez explicó que no necesariamente se pueden aumentar los impuestos, también se pueden revisar gastos fiscales, el diseño de los rangos del ISR, las tasas efectivas de las empresas, así como incentivos fiscales. A nivel estatal se podría revisar la tenencia y el predial.
El análisis del CEESP refirió que la insostenibilidad de las finanzas públicas es un riesgo significativo y por ello “es preciso evitar su fragilidad hacia el cierre del sexenio y al comienzo del nuevo gobierno. Dicha fragilidad es un riesgo que se advierte por la insuficiencia de recursos fiscales para sufragar gastos públicos elevados y con rigidez significativa a la baja en el 2025 y posteriormente”.
Con la información de: El Economista. || Nota original aquí.