El nuevo presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Emilio Romano Mussali, anunció su intención de liderar un proceso de transformación financiera en el país, apostando por una mayor digitalización y menor dependencia del efectivo. Durante una entrevista con Aristegui en Vivo, subrayó que este objetivo solo será alcanzable si existe coordinación entre gobierno, sistema bancario y sector privado.
Romano explicó que se necesita que el gobierno federal migre totalmente al uso de pagos digitales, incluso en los programas sociales, y que el Banco de México disminuya la circulación de billetes de alta denominación. También pidió a las empresas dejar de favorecer los pagos en efectivo y adoptar más herramientas digitales. Esto, dijo, generaría un “círculo virtuoso” que permitiría formalizar negocios, mejorar el acceso al crédito y fortalecer la inclusión financiera.
Actualmente, alrededor del 80% de las transacciones en México superiores a 500 pesos se realizan en efectivo. Romano comparó este dato con economías como Suecia, donde solo el 10% de esas operaciones se hacen en efectivo, y con Brasil, que alcanza el 50%. Destacó que una menor circulación de efectivo también reduce el riesgo de fraudes y de financiamiento a actividades ilícitas.
En ese sentido, reafirmó el compromiso del gremio bancario con el gobierno de Claudia Sheinbaum de bancarizar al menos al 30% de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES). Señaló que la digitalización es clave para generar historiales crediticios y brindar acceso a productos financieros adecuados a este sector.
Romano también reconoció que el uso del efectivo persiste en parte por temor a la fiscalización. Muchos negocios pequeños temen formalizarse por los costos relacionados con el pago de seguridad social y otras obligaciones fiscales. A esto se suma que algunas tarjetas, como las del Banco del Bienestar, no están plenamente integradas al sistema financiero, lo que obliga a los beneficiarios a retirar efectivo en lugar de usar medios digitales.
Además de la digitalización, el presidente de la ABM hizo énfasis en la necesidad de fortalecer el marco legal del sector financiero. Propuso la creación de tribunales especializados en materia financiera para agilizar la resolución de conflictos entre bancos y usuarios, y facilitar la recuperación de créditos impagados. Dijo que los procesos judiciales actuales son lentos y poco eficientes, lo que impide que el sistema financiero opere con mayor certidumbre.
Sobre la reforma judicial en curso y la elección del nuevo poder judicial el 1 de junio, Romano no se pronunció a favor ni en contra, pero sí advirtió que podría generar incertidumbre. En ese contexto, consideró que los tribunales financieros son una vía inmediata y legal para fortalecer la confianza y la inversión.
Por último, abordó el tema del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) y coincidió con la presidenta electa en que dejar de pagar esta deuda sería “catastrófico” para México. Argumentó que esa deuda ya forma parte del compromiso financiero del país y su impago tendría efectos negativos a nivel internacional. A pesar de las críticas al origen del Fobaproa, subrayó que este episodio dejó importantes lecciones que hoy garantizan una banca sólida y bien capitalizada.
Romano concluyó con un mensaje de optimismo: el sistema bancario mexicano está en buena posición, el gobierno muestra disposición al diálogo, y si ambos sectores colaboran, será posible avanzar hacia un México más formal, digital e inclusivo financieramente.
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