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“América Latina debe reducir deuda a nivel inferior a menos de 55% del PIB”

Los países de América Latina deben reducir su deuda pública a entre 46 y 55% del Producto Interno Bruto (PIB) para contar con margen de maniobra que les permita enfrentar futuros riesgos de crisis

Los países de América Latina deben reducir su deuda pública a entre 46 y 55% del Producto Interno Bruto (PIB) para contar con margen de maniobra que les permita enfrentar futuros riesgos de crisis, estimó ayer el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El organismo dijo que el promedio de la deuda de los países de la región pasó de 58% del PIB en el 2019 a 72% en el 2020.

Para el banco, los altos niveles de deuda actuales pueden llevar a los inversionistas a exigir mayores rendimientos y obligar a los gobiernos a desviar recursos necesarios para el gasto social o de inversión hacia el pago de interés.

“Tener altos niveles de deuda también reduce la capacidad de los países a responder a futuros choques macroeconómicos, aumentando el riesgo de crisis en el futuro”, aseguró el estudio del BID.

El documento enfatizó en que, además de reducir la deuda, se requiere buscar eficiencias en el gasto y contar con instituciones fiscales sólidas, así como con reglas fiscales que establezcan metas y promuevan una mayor transparencia.

En el informe, el BID recomendó a los países de la región adoptar una agenda estratégica de reformas que incluyan el fortalecimiento de las instituciones, la disminución de la deuda a través de mejoras en su administración y la creación de un ambiente de financiamiento propicio para las empresas.

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México enfrenta riesgos globales, pero mantiene firme su ruta económica

El titular de la Secretaría de Hacienda, Edgar Amador, advirtió sobre los riesgos que representa la volatilidad del entorno comercial internacional, al considerarlos una amenaza directa para las proyecciones económicas del país, en especial para el crecimiento y la recuperación económica estimada. No obstante, aseguró que aún prevalece una sólida expectativa de que los indicadores macroeconómicos se mantendrán dentro de lo previsto al cierre de 2025.

Durante una entrevista con El Financiero TV, el funcionario subrayó que, dada la relevancia del sector externo para México, las tensiones internacionales podrían tener repercusiones importantes. Sin embargo, remarcó que la comunidad inversionista y las agencias calificadoras valoran el esfuerzo sostenido del país por mantener una política de disciplina fiscal, lo cual ha sido un elemento clave para la estabilidad del peso mexicano.

Amador también destacó que las reservas internacionales del Banco de México se encuentran en máximos históricos, lo que representa un respaldo importante ante posibles fluctuaciones externas. Este nivel récord de reservas brinda certidumbre tanto a los mercados como a las autoridades fiscales.

Respecto a la relación con Estados Unidos, subrayó la importancia del intercambio bilateral y recordó que México no solo es el principal exportador hacia ese país, sino también su segundo mayor comprador. En este contexto, advirtió que, debido a la complejidad de la relación, pueden surgir eventos inesperados. Aun así, puntualizó que México goza de un trato preferencial bajo las reglas del T-MEC, permitiéndole exportar con cero aranceles si cumple con los criterios de origen.

El secretario explicó que la política comercial de México se aborda de manera integral. Mientras el canciller Marcelo Ebrard encabeza las negociaciones en el plano político, Hacienda asume el liderazgo en los temas financieros. Otras secretarías, como Seguridad y Agricultura, también participan activamente, todas bajo la directriz de la presidencia, que ha instruido obtener el mejor resultado posible para el país.

En el plano financiero, Amador informó sobre las reuniones sostenidas con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, en las que se abordaron temas clave como la prevención del financiamiento ilícito. En ese sentido, reconoció el trabajo de la Asociación de Bancos de México, que ha adoptado voluntariamente estándares internacionales, especialmente los definidos por el regulador financiero estadounidense.

Finalmente, se refirió a la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex), calificándola como uno de los retos fiscales más significativos. Indicó que es prioridad estabilizar la producción petrolera y lograr un balance financiero positivo, proyectando que con ajustes en costos y mayor eficiencia operativa, Pemex podrá alcanzar un punto de equilibrio que fortalezca al conjunto de las finanzas públicas.

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