La ofensiva comercial del presidente estadounidense Donald Trump ha generado un efecto dominó en la economía global. Desde la imposición de aranceles el pasado 2 de abril, más de 30 empresas de sectores como la automoción, la tecnología, la aviación, el retail y la alimentación han optado por retirar sus previsiones financieras para 2025, atribuyendo la decisión a la creciente incertidumbre macroeconómica provocada por estas políticas.
Entre las más afectadas se encuentran fabricantes de automóviles como General Motors, Ford, Volvo, Mercedes, Stellantis y Polestar, que enfrentan un aumento considerable en sus costos operativos y una caída en la visibilidad de mercado. General Motors, por ejemplo, recortó su proyección de ganancias a pesar de reportar sólidos resultados trimestrales, mientras que Ford estimó pérdidas por 1,500 millones de dólares debido a los gravámenes.
Las aerolíneas estadounidenses también se han visto sacudidas por la volatilidad. Delta, JetBlue, American Airlines, Alaska Airlines y Southwest suspendieron sus guías anuales, citando un estancamiento en la demanda de viajes y un entorno económico impredecible que dificulta cualquier planeación a mediano plazo. La matriz de Frontier Airlines incluso anticipó pérdidas para el primer trimestre de 2025.
El impacto no se limita a los sectores tradicionales. Empresas tecnológicas como Logitech, Alphawave IP Group y ARM Holdings decidieron no emitir pronósticos para el año, mientras que Belluscura, fabricante de dispositivos médicos, retiró su guía financiera debido a los aranceles aplicados a productos provenientes de China.
La industria del consumo y retail también ha mostrado señales de tensión. Compañías como Mattel, Skechers, Crocs, Ross Stores y American Eagle cancelaron sus previsiones o anunciaron ajustes de precios para enfrentar el incremento en los costos de importación. Incluso Krispy Kreme, afectada por el despliegue incierto de su alianza con McDonald’s, se sumó a la lista de afectados.
En sus declaraciones recientes, Trump dejó claro que su objetivo no es fortalecer sectores como el textil, sino impulsar la fabricación de tanques, barcos, chips y computadoras. “No estoy buscando hacer camisetas ni calcetines. Queremos hacer inteligencia artificial y cosas grandes”, señaló antes de abordar el Air Force One. Esta postura ha generado críticas, especialmente del sector textil estadounidense, que se siente marginado de los planes industriales de la actual administración.
La situación ha sido particularmente crítica para empresas europeas expuestas al mercado estadounidense. El 50 % de aranceles a productos de la Unión Europea, anunciados para entrar en vigor el 1 de junio, ha forzado a gigantes como Diageo y Spin Master a retirar sus proyecciones mientras evalúan el nuevo entorno comercial.
Analistas señalan que esta ola de suspensiones refleja un clima de profunda desconfianza en la estabilidad económica futura. Las compañías prefieren no comprometerse con objetivos que podrían volverse irreales en cuestión de semanas. La política comercial de Trump, centrada en la autosuficiencia industrial, está redibujando el panorama económico a nivel global, generando tensiones que aún no muestran signos de disiparse.
Este artículo ha sido elaborado a partir de información publicada en La Jornada. Para leer la nota original, visita: Empresas retiran sus previsiones en medio de los aranceles de Trump
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