El Banco de México ha defendido con fuerza su reciente decisión de bajar la tasa de interés al 10.75%, aun cuando la inflación alcanzó su mayor nivel en 14 meses en julio, situándose en un 5.57%. En la minuta de la reunión del 8 de agosto, la Junta de Gobierno destacó que su política monetaria ha logrado avances significativos en la lucha contra la inflación, a pesar de la persistente volatilidad económica.
La decisión de recortar la tasa en 25 puntos base, tomada en una votación dividida, sorprendió a analistas del sector privado, quienes expresaron preocupaciones dado que la inflación ha mostrado un incremento constante en los últimos cinco meses. Sin embargo, el Banco de México argumentó que la disipación de los choques inflacionarios globales y la postura restrictiva mantenida hasta ahora han sido fundamentales para el avance en el proceso de desinflación en México.
A pesar de este avance, la Junta de Gobierno ajustó su pronóstico de inflación general promedio para el último trimestre de 2024, elevándolo al 4.4% desde una proyección previa del 4%. No obstante, mantiene su expectativa de que la inflación cierre en torno al 3% en 2025, alineándose con su meta a largo plazo. La Junta subrayó que, aunque la inflación sigue siendo un reto, la evolución reciente justifica la reducción en el grado de apretamiento monetario.
En términos de crecimiento económico, el Banco de México reconoció la «debilidad» en la economía nacional, destacando que el PIB creció un modesto 0.2% trimestral y 2.1% interanual en el segundo trimestre de 2024. Este bajo crecimiento refleja la extensión de la tendencia de debilidad que la economía ha mostrado desde finales del año pasado. A pesar de estos desafíos, el Banco de México se mantiene firme en su enfoque, anticipando que los choques globales seguirán desvaneciéndose, lo que podría permitir futuros ajustes en la tasa de referencia.
