Alemania, la primera economía de Europa, se enfrenta a la posibilidad de entrar en recesión durante el primer trimestre del 2024, continuando la tendencia de contracción observada en el último trimestre del 2023, según advierte el banco central alemán, el Bundesbank. Este panorama se debe a una combinación de factores, incluyendo la inflación acelerada por la invasión de Rusia a Ucrania, una desaceleración industrial, y la debilidad en los mercados de sus principales socios comerciales.
La economía alemana ya experimentó una contracción del 0.3% en los últimos tres meses del 2023, y el Bundesbank anticipa una disminución adicional en la producción de enero a marzo. Aunque este escenario marcaría una recesión técnica, el banco central enfatiza que aún no se observan señales de una recesión profunda y generalizada, gracias al apoyo de un mercado laboral sólido, el aumento de salarios y una inflación que comienza a desacelerarse.
A pesar de estos desafíos, el Bundesbank redujo sus expectativas de crecimiento para el 2024 a 0.4%, desde el 1.2% previsto anteriormente. Esta revisión destaca las preocupaciones sobre la sostenibilidad del modelo económico alemán, especialmente en lo que respecta a su industria pesada y dependiente de energía, que está perdiendo competitividad en los mercados internacionales.
El gobierno alemán, por otro lado, ha rechazado las proyecciones negativas, argumentando que la economía se enfrenta a una «tormenta perfecta» de factores temporales como altos costos energéticos, la debilidad en la demanda china, y una inflación rápida. Sin embargo, el Bundesbank advierte que la debilidad persistirá debido a la disminución de la demanda industrial exterior, la reducción en la cartera de pedidos, y el freno en la inversión empresarial debido al aumento en los costos de financiamiento. Además, el reciente aumento en los salarios nominales y las huelgas podrían impactar negativamente el crecimiento durante los primeros tres meses del año.
Con información de El Economista | Nota original