En un cambio histórico, China ha anunciado su primer ajuste a la política monetaria desde 2010. El Politburó del Partido Comunista aprobó una serie de medidas orientadas a estimular el crecimiento económico, que incluyen una política fiscal más activa y el uso de herramientas anticíclicas «no convencionales». Esta decisión busca contrarrestar la desaceleración económica que atraviesa el país.
Según informes de Xinhua, las autoridades chinas implementarán una política monetaria «adecuadamente flexible» para 2024, con el objetivo de fomentar la demanda interna y estimular el consumo. Además, se fortalecerán los ajustes extraordinarios, en línea con las acciones anticíclicas que buscan mitigar los efectos de los desafíos económicos.
El anuncio marca un giro en la postura económica de China, que hasta finales de 2010 había adoptado una política monetaria flexible tras la crisis financiera global de 2008. Desde entonces, la política había sido clasificada como «prudente», pero este cambio refleja una nueva orientación hacia la relajación para enfrentar las condiciones económicas actuales.
El objetivo de esta nueva estrategia es fomentar un crecimiento sostenido en el mediano plazo, impulsando el consumo y expandiendo la demanda interna. El Politburó también destacó la importancia de implementar una política fiscal proactiva, adaptando las herramientas de política económica a las necesidades del momento.
Por último, en relación con el futuro cercano, el gobierno chino se comprometió a seguir el «principio de perseguir el progreso manteniendo la estabilidad» en 2025. Esta estrategia busca equilibrar el avance económico con la necesidad de estabilidad, garantizando un entorno propicio para la innovación y el desarrollo sostenido.