El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, anunció progresos importantes tras dos días de diálogo con líderes del gabinete económico chino, cuyo objetivo fue mitigar la escalada de tensiones derivadas de la guerra arancelaria iniciada por la administración de Donald Trump. Aunque no se revelaron los términos del acuerdo, se anticipó que el contenido será divulgado en las próximas horas.
Las negociaciones, llevadas a cabo en Ginebra, Suiza, representan la primera reunión bilateral de alto nivel desde que Trump impuso nuevas tarifas a productos chinos el mes pasado. Bessent aseguró a la prensa que las conversaciones fueron productivas y que el presidente estadounidense está al tanto de los resultados alcanzados.
El viceprimer ministro chino, He Lifeng, confirmó que ambos gobiernos lograron pactar la creación de un mecanismo de consulta económica y comercial, con la intención de continuar las discusiones sobre temas de interés compartido. Esta medida podría sentar las bases para una desescalada más estructurada del conflicto económico entre las dos potencias.
Por su parte, Jamieson Greer, representante de comercio estadounidense e integrante de la delegación negociadora, declaró que las diferencias entre Pekín y Washington no eran tan profundas como se pensaba inicialmente. Sus declaraciones alimentan el optimismo de que pronto puedan alcanzarse consensos en temas clave como tecnología, propiedad intelectual y déficit comercial.
Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), calificó las reuniones como un avance constructivo. Destacó que el diálogo bilateral representa un respiro para la estabilidad del comercio global, especialmente en un momento en que se requieren acciones coordinadas para evitar una recesión prolongada.
En paralelo, Estados Unidos también anunció un acuerdo comercial con Reino Unido que ha sido recibido con entusiasmo por algunos sectores económicos. El convenio establece que los primeros 100 mil automóviles exportados por Reino Unido a EE. UU. estarán sujetos a una tasa arancelaria reducida del 10 por ciento, en contraste con el 25 por ciento habitual. A partir de ese umbral, las unidades adicionales enfrentarán nuevamente la tarifa máxima.
Además, se contempla una revisión a los aranceles impuestos al aluminio británico, que actualmente está gravado con una tasa del 25 por ciento bajo las disposiciones arancelarias globales de EE. UU. Estas modificaciones podrían allanar el camino para otros acuerdos similares con aliados estratégicos en las próximas semanas, marcando una posible nueva etapa de apertura comercial en medio de las tensiones geopolíticas.
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