La industria mexicana ha mostrado signos de debilidad en los últimos meses, principalmente debido a una desaceleración en el sector de la construcción. De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), la actividad constructiva registró una caída significativa en agosto, arrastrando consigo al conjunto de la industria.
Este retroceso se atribuye a diversos factores. Por un lado, la inversión pública en grandes proyectos como el Tren Maya o el Corredor Interoceánico ha disminuido, al llegar a una etapa de maduración natural. Por otro lado, la inversión privada en construcción también se ha desacelerado, afectada por una menor dinamismo en el sector manufacturero y una demanda interna más débil.
La manufactura, si bien mostró una leve recuperación en agosto, no ha logrado alcanzar los niveles de crecimiento de años anteriores. Esto se explica por una combinación de factores, como la desaceleración de la economía global y una menor demanda de productos mexicanos en el exterior.
Los analistas advierten que la debilidad del sector de la construcción podría tener un impacto negativo en la economía mexicana en general, ya que este sector es un importante motor de crecimiento y generación de empleo. Además, la desaceleración de la industria manufacturera podría limitar las perspectivas de crecimiento a corto plazo.
Es importante destacar que la construcción había sido uno de los sectores más dinámicos de la economía mexicana en los últimos años, impulsado por una serie de mega proyectos y una mayor inversión privada. Sin embargo, esta tendencia se ha revertido en los últimos meses, lo que plantea interrogantes sobre las perspectivas de crecimiento económico del país.