La economía mexicana mostró señales claras de enfriamiento en marzo, con una nueva caída tanto en el consumo como en la inversión, dos pilares fundamentales de la actividad productiva. Analistas advierten que esta tendencia podría extenderse en los próximos meses, debido a un contexto económico adverso e incierto.
De acuerdo con datos del INEGI, el consumo privado retrocedió 1.3% anual en marzo, lo que representa su mayor caída desde febrero de 2021. Esta es la cuarta baja consecutiva y refleja una pérdida en el poder adquisitivo de los hogares. Dentro del gasto, los bienes nacionales disminuyeron 0.96% y los bienes importados se desplomaron 6.1%. Solo los servicios registraron un leve aumento del 0.5%.
Arturo Vieyra, economista de Grupo Coppel, explicó que este retroceso está relacionado con la desaceleración en la generación de empleo formal y el alza persistente de los precios de alimentos, que afecta más a los sectores vulnerables. Aunque la inflación general se ha moderado, los alimentos continúan encareciéndose por encima del promedio.
La inversión productiva también reflejó un panorama sombrío. El Indicador de la Formación Bruta de Capital Fijo cayó 4.7% anual en marzo, acumulando siete meses en retroceso. La inversión en maquinaria y equipo fue la más afectada, con una contracción del 7.5%, la peor desde diciembre de 2020. El gasto en construcción tampoco se salvó, al registrar una baja del 3.1% anual y sumar ocho meses consecutivos en números rojos.
Desde el análisis de Banamex, se anticipa que esta debilidad persistirá en los próximos trimestres. Las elevadas tasas de interés, las limitadas perspectivas de crecimiento del PIB y una menor inversión pública contribuirán a esta desaceleración. La previsión para todo el año es una caída del 5.5% en la inversión total.
Jesús Rubio Campos, economista del Colegio de la Frontera Norte, señaló que esta contracción también obedece a la falta de confianza empresarial, derivada de cambios legales e institucionales como la reforma al Poder Judicial y la eliminación de organismos autónomos. Estas acciones generan incertidumbre y alejan nuevas inversiones.
Sin embargo, hay un pequeño rayo de luz: el sector de la construcción residencial. Según Rubio, este segmento aún muestra dinamismo gracias al acceso a crédito, expectativas de tasas más bajas y una política monetaria que comienza a relajarse tras la contención inflacionaria.
Finalmente, los indicadores cíclicos refuerzan el diagnóstico de una economía en enfriamiento. El Indicador Coincidente se mantuvo por quinto mes debajo de su tendencia de largo plazo en marzo, mientras que el Indicador Adelantado hiló 12 meses a la baja hasta abril. Ambos apuntan a que la recuperación económica será más lenta de lo esperado.
Este artículo ha sido elaborado a partir de información publicada en INFOBAE. Para leer la nota original, visita: Indicadores clave revelan signos de freno en la economía – El Financiero
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