La economía mexicana comienza 2025 con señales claras de enfriamiento. Según los indicadores oportunos del INEGI, tanto el consumo privado como la actividad económica general muestran una marcada desaceleración durante marzo y abril, lo que refuerza los pronósticos de crecimiento mínimo para el año.
El consumo interno, que representa alrededor del 70% del PIB nacional, habría registrado caídas mensuales de 0.2% en marzo y 0.1% en abril, tras haber crecido 1.2% en febrero. Estos datos no sólo confirman una tendencia descendente, sino que colocan al principal motor económico del país en terreno negativo.
Por su parte, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) estima un crecimiento nulo en abril y una contracción del 0.2% en marzo, con base en cifras ajustadas por estacionalidad. Esto ocurre después de un repunte de 1% en febrero, el mayor desde abril de 2023, lo que sugiere que dicho repunte fue excepcional más que parte de una tendencia sostenida.
La debilidad también se refleja por sectores. Las actividades terciarias —comercio y servicios— habrían crecido apenas 0.2% en marzo, para luego caer 0.1% en abril. Las secundarias, como manufactura y construcción, cayeron 0.9% en marzo y apuntan a otra baja de 0.1% en abril, confirmando la pérdida de impulso productivo.
Estas señales de desaceleración se dan en un contexto global complejo, marcado por nuevas tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, así como aranceles que podrían afectar las exportaciones e inversión. Según el observatorio económico México, ¿cómo vamos?, la economía nacional enfrenta un estancamiento agravado por incertidumbre tanto interna como externa.
En cuanto al primer trimestre del año, el INEGI estima un crecimiento trimestral del PIB de apenas 0.2%, cifra que será confirmada oficialmente mañana. Analistas de Banamex destacan que este crecimiento se habría debido únicamente al sector agropecuario, con una expansión del 8%, mientras que la industria retrocedió y los servicios permanecieron estancados.
De cara al resto del año, el panorama no mejora significativamente. El consenso de analistas encuestados por Citi mantiene su estimación de crecimiento para 2025 en apenas 0.1%, con una dispersión notable entre proyecciones que van desde una contracción de -0.7% hasta una expansión de 0.7%. UBS, por ejemplo, prevé que el PIB se contraiga este año, advirtiendo sobre signos crecientes de “fatiga económica”.
En suma, México inicia 2025 con un entorno económico frágil, impulsado por un consumo debilitado, producción industrial en descenso y tensiones comerciales externas que podrían frenar aún más la actividad. Mientras no se recupere el motor interno del consumo y se estabilicen las condiciones externas, el crecimiento económico seguirá en riesgo.
Este artículo ha sido elaborado a partir de información publicada en El País. Para leer la nota original, visita: ‘Signos de fatiga’ en la economía mexicana – El Financiero
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