La situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) ha llegado a un punto crítico, con indicadores de solvencia de corto plazo alcanzando mínimos históricos al cierre del tercer trimestre del 2023. La capacidad de la empresa para cubrir sus obligaciones financieras de corto plazo con activos líquidos se ha deteriorado significativamente, pasando de una relación de 2.9 a 1 hace una década, a solo 90 centavos por cada peso de deuda financiera de corto plazo en el periodo más reciente. Esta disminución en la solvencia circulante de Pemex pone en riesgo su capacidad para atender no solo los vencimientos inmediatos de deuda, sino también otras obligaciones importantes como pagos a proveedores e impuestos.
A pesar de los considerables apoyos financieros recibidos del gobierno federal, Pemex enfrenta un panorama desalentador, con una razón de activo circulante a pasivo circulante de apenas 45 centavos por cada peso de obligaciones de corto plazo, lo que representa su segundo nivel más bajo en las últimas dos décadas. La empresa se encuentra en una posición en la que necesita replantear y transformar radicalmente su enfoque de negocio para poder sobrevivir y prosperar.
La refinación de petróleo crudo y la elaboración de petroquímicos, procesos que podrían ser rentables bajo una gestión eficiente y libre de cargas no relacionadas con el negocio petrolero, se presentan como áreas críticas para la reconsideración. La experiencia de Deer Park, que conservó su esquema gerencial y laboral tras la compra por parte de Pemex, destaca la importancia de una gestión centrada en la eficiencia y adaptada a las necesidades del mercado.
La situación actual exige una revisión profunda de la estrategia y operaciones de Pemex, enfocándose en la eficiencia, la sostenibilidad y la adaptabilidad a las dinámicas del mercado global. La empresa debe priorizar la reducción de costos innecesarios y la optimización de sus procesos para garantizar su viabilidad a largo plazo. Con la presentación de los resultados financieros y operativos el próximo 27 de febrero, la comunidad inversionista y la sociedad mexicana esperan ver señales claras de un compromiso con la transformación y el fortalecimiento de Pemex como pilar de la industria energética nacional.
Con información de El Economista | Nota original