En mayo de 2018, Shell, la compañía anglo-holandesa, se destacó como la principal ganadora en la obtención de bloques petroleros en aguas profundas. De los 19 bloques ofrecidos en la segunda ronda, Shell aseguró nueve, cuatro de los cuales en colaboración con Qatar Petroleum como socio financiero. Sin embargo, más de cinco años después, todos estos bloques han sido devueltos.
Tras años de exploración y una inversión cercana a los 540 millones de dólares, según la Comisión Nacional de Hidrocarburos, entidad reguladora del mercado, las cuatro áreas asignadas se han considerado no rentables comercialmente. La densidad del material encontrado en los bloques resultó imposible de procesar para la empresa, llevándola a abandonar anticipadamente los contratos.
En noviembre pasado, Shell inició el proceso de renuncia de estos cuatro bloques. Aunque el procedimiento será prolongado, el regulador no puede objetar, aunque aún se debate la posibilidad de imponer una penalización económica en dos de las áreas.
Además, en noviembre, la petrolera cedió su participación en un bloque de aguas profundas, ubicado en el Área Perdido frente a las costas de Tamaulipas, a favor de Pemex, tras no responder a una solicitud de entrevista de Expansión.
Este revés ha disipado el plan de la gigante petrolera de convertirse en un competidor principal en el mercado mexicano. La expectativa de la reforma para lograr producción desde bloques de aguas profundas en el Golfo de México para 2028 también se desvanece.
Un número considerable de petroleras ha empezado a abandonar los proyectos que adquirieron tras la reforma que eliminó la exclusividad de Pemex en el mercado de explotación petrolera. Grandes empresas como BP, Repsol, TotalEnergies, Chevron, Eni y Equinor figuran en esta lista. Algunas, como Equinor, han formalizado su salida de México, buscando concentrarse en negocios alineados con la transición energética.
ExxonMobil, por su parte, también ha decidido cerrar su negocio de exploración y producción de crudo en México, aunque aún no lo ha anunciado de manera oficial. La empresa fue la primera en dejar un bloque a principios de 2020, antes de finalizar la exploración, pagando una multa de 21 millones de dólares al Estado por abandonar un contrato con vigencia de 35 años.
La estrategia actual de ExxonMobil se centra en la comercialización e importación de gasolinas, así como en la expansión de sus estaciones de servicio. Sin embargo, declinó hacer comentarios al respecto.
El panorama indica que más de 30 procedimientos de renuncia anticipada de contratos petroleros están en curso o ya se han concluido, según los registros públicos del regulador del mercado. La falta de rentabilidad en los campos y la ausencia de hidrocarburos han motivado a las compañías a abandonar estos contratos.
Los expertos coinciden en que el cierre de las rondas de licitación, canceladas durante esta administración, ha llevado a que las empresas dejen el mercado mexicano. El clima político también ha influido negativamente, con una limitada colaboración entre el gobierno y el sector privado, afectando el progreso de las actividades pactadas en los contratos.
La incertidumbre rodea el futuro del mercado petrolero mexicano, mientras las petroleras dirigen sus miradas hacia otros mercados en América Latina, como Argentina, Brasil e incluso Venezuela, debido a la reducción de sanciones por parte de Estados Unidos. Sin embargo, las elecciones próximas añaden dudas sobre el destino del sector petrolero privado en México.
Con información de Expansión | Nota original