Los niveles récord de deuda pública, las tensiones geopolíticas que amenazan con dividir el sistema de comercio mundial y la probable persistencia de un escaso aumento de la productividad pueden cargar al mundo a un futuro de lento crecimiento que frene el desarrollo en algunos países.
Esta visión de una economía mundial postpandemia se desprende de un estudio organizado por la Reserva Federal (Fed) de Kansas City y debatido el fin de semana en el simposio de la Fed en Jackson Hole.
“Los países se encuentran en un entorno más frágil. Utilizaron gran parte de sus recursos fiscales para hacer frente a una pandemia (…) Luego están las fuerzas impulsadas por las políticas, la fragmentación geoeconómica, las tensiones comerciales y la disociación entre Occidente y China”, dijo el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Pierre-Olivier Gourinchas, en una entrevista al margen de una conferencia anual de la Fed.
“Si llegamos a un punto en el que una parte del mundo está atascada sin ponerse al día y tiene grandes cantidades de población, eso crea tremendas presiones demográficas y presiones migratorias”.
Gourinchas mencionó que es posible que el crecimiento mundial se asiente en una tendencia de alrededor del 3% anual, una cifra muy inferior a las tasas superiores al 4% cuando los rápidos avances de la economía china impulsaron la producción mundial, y un nivel que algunos economistas consideran al borde de la recesión, en un mundo en el que todavía deberían poder lograrse rápidos avances en los países grandes y menos desarrollados.
Pero en la economía pandémica emergente, “el entorno de crecimiento mundial se ha vuelto muy difícil”, expresó Maurice Obstfeld, execonomista jefe del FMI y ahora miembro del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington.
China sufre lo que serían problemas económicos crónicos junto con una población en retroceso. Las políticas industriales emergentes en Estados Unidos y otros países reordenan las cadenas de producción mundiales de formas que pueden ser más duraderas o servir a fines de seguridad nacional, pero también ser menos eficientes.
Tras dispararse durante la crisis financiera mundial de hace 15 años, la relación entre la deuda pública y la producción económica mundial pasó de 40 a 60% gracias al gasto de la pandemia, y probablemente ahora se encuentre en un nivel en el que una reducción seria de la deuda no sea políticamente factible, escribieron en un documento Serkan Arslanalp, economista del FMI y Barry Eichengreen, profesor de economía de la Universidad de California.
Las implicaciones de una deuda pública que “ha llegado para quedarse” varían según el país, afirmaron, con naciones más endeudadas pero de mayores ingresos, como Estados Unidos, que tal vez puedan salir adelante con el tiempo, mientras que las naciones más pequeñas podrían enfrentarse a futuras crisis de deuda o a restricciones fiscales vinculantes.
A nivel mundial, las consecuencias podrían ser graves si el endeudamiento público desvía el capital de los países que aún tienen poblaciones en crecimiento y economías menos desarrolladas, señaló el profesor de economía de la Universidad de Cornell, Eswar Prasad.
“Esto nos sitúa en un escenario sombrío, pensando en las partes del mundo que son ricas en mano de obra pero pobres en capital”.
Con la información de: El economista || Nota original aquí.