La economía de México ha experimentado un crecimiento del 3.2% durante el año 2023, ajustando al alza las cifras previamente estimadas por el Inegi, que apuntaban a un 3.1%. Este resultado, aunque ligeramente superior a las expectativas iniciales, aún se sitúa por debajo de las proyecciones realizadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el consenso del mercado, que anticipaban un crecimiento del 3.4%. Este crecimiento representa una moderación en comparación con los años anteriores, donde la economía mexicana logró expandirse a tasas de 5.9% y 3.9% en 2021 y 2022, respectivamente, después de la contracción sufrida por la pandemia de Covid-19 en 2020.
La desaceleración observada refleja una tendencia hacia la moderación, influenciada por factores temporales y un debilitamiento en sectores clave como la construcción, que ha sido un motor importante de crecimiento en el ciclo económico actual pero que ahora muestra signos de ralentización tras la finalización de proyectos de infraestructura importantes. La información proporcionada por el Inegi para el último trimestre de 2023 muestra un crecimiento modesto, confirmando las estimaciones preliminares y destacando una desaceleración general en la actividad económica hacia finales de año.
Desde una perspectiva sectorial, la economía mexicana ha mostrado variaciones en su desempeño. Las actividades secundarias, que incluyen industria, minería, manufacturas y construcción, registraron un crecimiento anual del 3.5%, mientras que las actividades terciarias, relacionadas con bienes y servicios, observaron un aumento del 3.1%. Las actividades primarias, por su parte, crecieron a un ritmo anual del 2.2%. A nivel trimestral, el último cuarto del año presentó un crecimiento del 0.3% en las actividades terciarias, aunque se observó una contracción en las actividades secundarias y primarias.
Analistas como Andrés Abadía, de Pantheon Macroeconomics, señalan que la economía mexicana enfrenta tensiones temporales, especialmente en la manufactura, y una desaceleración en la construcción debido a la finalización de proyectos de infraestructura. Sin embargo, se anticipa que el sector podría recuperar impulso en la primera mitad del año, impulsado por la relocalización de empresas y un aumento en el gasto de obras públicas. A pesar de estos factores positivos, se espera que el desempeño económico de México siga enfrentando desafíos a corto plazo, influenciado por condiciones financieras más estrictas y una moderación en el flujo de remesas.
Con información de El Economista | Nota original