La empresa estatal Pemex ha dado señales de un posible cambio de rumbo para asegurar su continuidad en un mercado que cada vez se orienta más hacia negocios de cero emisiones.
Aunque tanto la administración federal como la compañía habían mantenido una postura firme centrada en la producción de combustibles fósiles, un plan publicado recientemente sugiere un cambio de enfoque. Pemex ha abierto la puerta a incursionar en otros negocios, siguiendo los pasos de algunas petroleras que buscan mantener su relevancia en un mercado cambiante.
En el documento, la petrolera esboza oportunidades de negocio con bajas emisiones de carbono y ajustes en su cadena de valor, aunque aún están en fase de evaluación y no se ha confirmado su implementación. Entre estas oportunidades se incluye la expansión hacia tecnologías renovables, la producción de diésel renovable en refinerías mexicanas y el establecimiento de estaciones de carga para vehículos eléctricos.
Sin embargo, el plan no ofrece detalles específicos sobre estas nuevas líneas de negocio. En cuanto a proyectos con probabilidad de desarrollo, se mencionan la optimización del portafolio de cogeneración, el desarrollo de captura y almacenamiento de carbono, y un programa piloto de hidrógeno en las instalaciones de Deer Park.
Pemex también contempla la producción de diésel renovable en el complejo de Texas y la importación de hidrógeno verde. Además, en un horizonte más lejano, se vislumbra la producción de combustible sostenible de aviación y refinerías petroquímicas.
Este cambio de rumbo busca tranquilizar a analistas y al mercado, que demandan acciones concretas en relación con la transición energética. De no hacerlo, Pemex podría enfrentar nuevas rebajas en su calificación crediticia, que ya se encuentra en un nivel especulativo. Algunas compañías petroleras estatales, como Saudi Aramco y Equinor, ya han comenzado este proceso de transformación hacia empresas de energía más amplias.
Con información de Expansión | Nota original