Durante una conferencia de prensa, el canciller Juan Ramón de la Fuente afirmó que diversas empresas chinas han manifestado un renovado interés por expandir sus inversiones en territorio mexicano. Este fenómeno, si bien representa una oportunidad económica para México, también plantea retos diplomáticos, en especial por el delicado equilibrio que debe mantener el país con su principal socio comercial: Estados Unidos.
De la Fuente señaló que México podría beneficiarse de la diversificación de sus alianzas internacionales, especialmente en sectores como infraestructura, tecnología y manufactura. Sin embargo, reconoció que este acercamiento con China podría ser mal visto por el gobierno del presidente Donald Trump, quien ha mantenido una postura proteccionista y de confrontación frente al gigante asiático.
El canciller agregó que la administración entrante de Claudia Sheinbaum deberá tomar decisiones estratégicas para proteger los intereses nacionales sin descuidar la relación con Washington. “México debe actuar con inteligencia geopolítica”, dijo, aludiendo a la importancia de mantener relaciones balanceadas y soberanas con todas las potencias globales.
Este tipo de anuncios se dan en un contexto de creciente nearshoring, en el cual muchas empresas buscan reubicar sus cadenas de suministro más cerca de Estados Unidos, y México se perfila como destino clave. El involucramiento de empresas chinas en ese proceso añade una capa de complejidad a las decisiones económicas y diplomáticas del país.
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