Con la implementación del esquema RIGI, Argentina busca atraer inversiones en sectores como Oil & Gas, minería, energías renovables y forestación. Sin embargo, los expertos advierten que es fundamental que las grandes corporaciones evalúen cuidadosamente las proyecciones de costos relacionados con el abastecimiento y transporte, especialmente en un entorno global que todavía enfrenta desafíos logísticos derivados de la pandemia y fluctuaciones en los mercados internacionales.
Uno de los indicadores clave en este análisis es el Baltic Dry Index (BDI), que mide la demanda global de transporte marítimo de commodities. A nivel más específico, el World Container Index (WCI), que sigue los flujos de contenedores entre los principales puertos, ha registrado una caída significativa en comparación con los picos de la pandemia, aunque los costos actuales siguen estando un 260% por encima del promedio de 2019. Esto refleja la continua volatilidad en las tarifas de transporte, que impacta directamente en los proyectos de inversión en Argentina.
Además, la congestión en puertos clave como los de España y el desbalance en la oferta y demanda de contenedores entre China y el resto del mundo, incluido Sudamérica, sigue afectando los tiempos de transporte y, por ende, los costos logísticos. Este desajuste logístico, sumado a factores como los precios de los combustibles marinos y la tasa de capacidad ociosa de transporte marítimo, son elementos críticos que las empresas deben incorporar en sus análisis de CAPEX para garantizar la viabilidad de sus proyectos a largo plazo.
Se espera que el mercado logístico global tienda a normalizarse hacia 2025, pero posibles disrupciones, como conflictos geopolíticos en Asia, podrían cambiar este escenario. Por tanto, las empresas que buscan aprovechar las oportunidades que ofrece el RIGI deberán estar atentas a estos factores y ajustar sus estrategias en consecuencia para asegurar la sustentabilidad de sus inversiones.
