El Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoce que la introducción de una moneda digital emitida por el banco central de una economía avanzada puede reducir la intermediación bancaria y debilitar el impacto de la política monetaria. Señalan que se necesitan controles de capital para limitar los choques recesivos y reducir el estrés bancario que podría surgir debido a la adopción de estas monedas digitales.
Dentro de un documento de trabajo, explican que es crucial explorar el impacto que la amplia adopción de este tipo de instrumento tendría en la inflación. La introducción de estas monedas digitales podría aumentar la sustitución de divisas y proporcionar servicios adicionales de liquidez y cobertura contra la inflación.
En el documento titulado «Impacto macrofinanciero de una moneda digital emitida por un banco central», sugieren que la prohibición de las llamadas stablecoins podría mitigar estos efectos. Las stablecoins son activos electrónicos asociados al valor de una moneda fiduciaria o bienes materiales, lo que ayuda a mantener un precio estable.
En un escenario hipotético de un choque externo, la adopción de una stablecoin podría amplificar la sustitución de divisas para los hogares, lo que abriría un canal adicional de transmisión de eventos externos.
La propuesta del FMI es introducir medidas de gestión de flujos de capital sobre la tenencia de bonos extranjeros, lo que aumentaría la capacidad de respuesta de la política monetaria frente a eventos externos.
Respecto a las monedas digitales emitidas por los bancos centrales, reconocen que podrían reducir la tenencia de stablecoins y contrarrestar el riesgo de transmisión de choques externos. Aunque no protegerían el poder adquisitivo ni evitarían una depreciación interna, podrían mejorar la cooperación entre países para una práctica más efectiva de la política monetaria.
En cuanto a México, el Banco de México está desarrollando su propia moneda digital para promover la inclusión financiera. Aunque no hay una fecha establecida para su lanzamiento, el proyecto sigue en fase de análisis, según lo explicado por la subgobernadora Galia Borja en septiembre pasado. El banco central no ha confirmado ninguna fecha específica, a pesar del anuncio del gobierno federal en diciembre de 2021 de que la moneda digital estaría operativa en 2024.
Con información de El Economista | Nota original