El debut del Club América en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ha sido una noticia destacada en el mundo financiero y deportivo, superando ampliamente las expectativas iniciales. Según Sergio Arroyo Arreola, director de Finanzas de Ollamani, la holding detrás de esta operación, el valor de la acción alcanzó picos sorprendentes, demostrando el enorme entusiasmo de los aficionados y los inversionistas por ser parte de esta emblemática institución deportiva.
El Club América, junto con otros negocios pertenecientes al Grupo Televisa como las apuestas y el sector editorial, forman parte de los activos de Ollamani. La estrategia de involucrar a los aficionados del equipo en el mercado de valores parece haber sido un éxito, reflejando el sólido vínculo emocional y la lealtad hacia el club, que cuenta con una base de más de 30 millones de seguidores entre México y Estados Unidos.
Esta operación también ha puesto de relieve el potencial de los negocios asociados, como los casinos Play City, y la importancia de cumplir con la legislación vigente para asegurar la confianza y el respaldo de los inversionistas. La volatilidad típica en la cotización de equipos deportivos en bolsa es un aspecto que Ollamani espera manejar con estabilidad, basándose en una sólida estrategia financiera y de inversión.
La compañía no planea realizar una oferta pública inicial (OPI) en el corto plazo, sino que se enfocará en fortalecer sus finanzas y aprovechar sus propios recursos para futuras inversiones. Un evento significativo en el horizonte es la Copa del Mundo de Fútbol 2026, que implicará importantes inversiones en el Estadio Azteca para albergar partidos del torneo, reafirmando el compromiso de Ollamani con el crecimiento y la mejora continua de sus activos.
El éxito del Club América en la BMV no solo representa un hito para el equipo y sus seguidores, sino que también destaca la creciente intersección entre el deporte y el mundo financiero, abriendo nuevas oportunidades y desafíos para las instituciones deportivas en el mercado de valores.
Con información de El Economista | Nota original
