La inflación en México ha mostrado señales de desaceleración durante la primera mitad de febrero, marcando así una tendencia positiva al reducirse por segunda quincena consecutiva, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esta disminución sitúa la tasa anual de inflación en 4.45%, aún por encima del objetivo establecido por el Banco de México (Banxico), que es de 3% con un margen de variabilidad de un punto porcentual hacia arriba o hacia abajo.
Aunque la tendencia general indica una desaceleración, el análisis detallado muestra que las presiones inflacionarias siguen siendo significativas en el segmento subyacente, el cual excluye los elementos con precios más volátiles y es considerado crucial para las decisiones de política monetaria del Banxico. Durante el mismo periodo, la inflación subyacente registró un incremento anual de 4.63%, con los precios de las mercancías y los servicios aumentando 4.09% y 5.28% respectivamente, en comparación con el año anterior.
Por otro lado, la inflación no subyacente, que incluye elementos con precios más sujetos a fluctuaciones como los agropecuarios y los energéticos, se situó en una tasa anual de 3.93%. En particular, los precios de las frutas y verduras experimentaron un notable aumento del 17.07% en promedio a nivel nacional, un fenómeno que se atribuye en parte a las condiciones de sequía. Esto contrasta con un aumento más moderado de 2.44% en los precios de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, comparado anualmente.
Estos datos reflejan la compleja dinámica entre los diferentes componentes de la inflación en México, subrayando tanto los logros en la lucha contra el aumento generalizado de precios como los desafíos específicos en ciertos sectores que continúan ejerciendo presión sobre el costo de vida.
Con información de El Economista | Nota original