La inflación subyacente en México, que excluye los elementos volátiles como los precios de los agropecuarios, registró una tasa anual de 4.76% en enero. Aunque aún distante del objetivo del 3% establecido por Banco de México (Banxico), marcó una tendencia descendente por duodécimo mes consecutivo. Este comportamiento es interpretado por analistas de Julius Baer, Goldman Sachs y Deutsche Bank como un indicativo de que la economía mexicana está respondiendo a la estricta política monetaria implementada por Banxico, lo cual podría abrir la puerta a una reducción de tasas en la próxima reunión de marzo.
La inflación subyacente es considerada una medida más precisa del comportamiento inflacionario, ya que no se ve afectada por factores estacionales o decisiones administrativas que pueden distorsionar el índice general. Su tendencia decreciente sugiere que las medidas restrictivas del banco central están teniendo el efecto deseado sobre la economía.
A pesar del reciente incremento en los precios agropecuarios, que impulsó la inflación general, estos elementos no están bajo el control directo de la política monetaria de Banxico. Por tanto, su impacto en la inflación subyacente es limitado.
Los expertos señalan que Banxico está preparado para ajustar la tasa de interés en las próximas reuniones, posiblemente aprovechando una ventana de oportunidad si se observa una moderación adicional en la inflación subyacente en febrero y principios de marzo.
Julius Baer destaca que, a diferencia de las proyecciones de inflación general, que Banxico ajustó al alza, las expectativas de inflación subyacente se mantuvieron estables o incluso se revisaron a la baja para el primer trimestre de 2024, situándose en 4.6%, ligeramente por debajo de la proyección de 4.7% de diciembre. Esta tendencia decreciente se espera que continúe durante el año, alcanzando una inflación subyacente de 3.5% hacia el último trimestre.
Estas proyecciones refuerzan la posibilidad de que Banxico realice el primer recorte de tasas en su reunión de marzo, siendo el último banco central de América Latina en tomar esta medida. La decisión se fundamentará en los datos de inflación de febrero y la primera quincena de marzo, proporcionando a la Junta de Gobierno la información necesaria para evaluar la situación económica y ajustar su política monetaria en consecuencia.
Con información de El Economista | Nota original