El Istat ha revisado a la baja sus proyecciones económicas para Italia, reduciendo el crecimiento del PIB en 2024 al 0,5%, la mitad de su estimación anterior, y al 0,8% para 2025, tres décimas menos que en junio. Esta corrección se debe a la ralentización de la demanda interna, particularmente en sectores clave como el automovilístico, y al menor dinamismo de Alemania, el principal socio comercial del país.
Según el informe, en 2024, la demanda externa será el único motor de crecimiento, con una contribución de 0,7 puntos porcentuales al PIB, mientras que la demanda interna restará 0,2 puntos. Para 2025, se espera que el consumo interno asuma un papel más relevante en el crecimiento económico.
Otras instituciones, como el Banco de Italia, el FMI y la Comisión Europea, proyectan un crecimiento ligeramente superior del 0,7% al 0,8% para 2024. Sin embargo, los retos estructurales, la crisis en sectores productivos clave y la dependencia de mercados externos subrayan la necesidad de fortalecer la inversión interna y diversificar la economía italiana.