Estados Unidos argumenta que la prohibición del maíz transgénico por parte del Gobierno Mexicano se debe más a consideraciones políticas que a preocupaciones legítimas sobre la salud o amenazas a las variedades nativas de maíz, según el caso presentado ante el panel de solución de controversias del T-MEC.
La posición estadounidense sostiene que México, históricamente, ha otorgado numerosas autorizaciones para la importación y venta de cultivos transgénicos destinados a la alimentación humana y animal. Sin embargo, a partir de 2018, la política gubernamental revocó todos los permisos sin previo aviso ni evaluación de riesgos. El documento de 76 páginas con 139 anexos subraya que, después de décadas de permitir la importación y venta de maíz transgénico sin impactos adversos comprobados en la vida o salud humana, animal o vegetal, y después de comprometerse nuevamente con el comercio justo y basado en la ciencia según el T-MEC, México revirtió su política sin fundamentos científicos nuevos, solo como resultado de un cambio de gobierno.
El informe destaca que México ha otorgado más de 200 autorizaciones para eventos en 11 cultivos transgénicos diferentes, y el número de autorizaciones para maíz es comparable al total de autorizaciones para los otros diez cultivos transgénicos combinados. Estados Unidos advierte que la decisión de México de eliminar las importaciones de maíz genéticamente modificado afecta tanto al comercio actual como al futuro, ya que los actores en la cadena de suministro agrícola no pueden planificar efectivamente las próximas temporadas de cultivo.
Por otro lado, Estados Unidos señala que México desestima las evidencias científicas que respaldan la seguridad de los alimentos genéticamente modificados, lo que podría tener consecuencias en el sistema alimentario global al obstaculizar la innovación y aumentar los costos en las cadenas de suministro agrícolas.
Estados Unidos explica que México es un mercado de exportación crucial para el maíz estadounidense, y la sustitución del maíz transgénico tendría un impacto significativo en la progresión de la biotecnología y la introducción de nuevos productos transgénicos en el mercado mundial. Esto se considera especialmente crucial en un momento en el que la biotecnología desempeña un papel clave en abordar desafíos como el cambio climático, la inseguridad alimentaria y el aumento de la población mundial.
Con información de El Financiero | Nota original