El análisis de la OCDE sobre la economía mexicana sugiere un camino lleno de oportunidades y desafíos para el país en el corto y mediano plazo. A pesar de la proyección de una moderación en el crecimiento económico hasta 2025, con tasas de 2.5% para 2024 y una disminución a 2% para 2025, la entidad internacional destaca la resilencia de México frente a un contexto global incierto y las potencialidades que el nearshoring representa para el país.
El impulso de las inversiones extranjeras y el efecto del nearshoring, como bien menciona Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, representan una ventana de oportunidad para fortalecer la productividad, el desarrollo sostenible y la inclusión social. La integración de las pequeñas y medianas empresas en las cadenas de valor globales, el avance hacia la digitalización, y la mejora en la educación y capacitación son aspectos cruciales para que México aproveche al máximo las oportunidades que se presentan.
La necesidad de fortalecer la capacidad recaudatoria para financiar inversiones públicas clave en educación, infraestructura y energías renovables es otro punto crítico destacado por Cormann. La propuesta de modernizar el impuesto predial y ampliar la base gravable refleja la urgencia de mejorar la eficiencia y equidad del sistema tributario mexicano, que actualmente muestra uno de los niveles más bajos de recaudación en comparación con otros países de la OCDE y América Latina.
En este sentido, el gobierno mexicano se enfrenta al desafío de equilibrar el manejo prudente de las finanzas públicas con la necesidad de incrementar la inversión en áreas estratégicas para el desarrollo del país. La implementación de políticas públicas que promuevan la modernización, la inclusión y la sostenibilidad, junto con una estrategia fiscal más robusta, serán clave para asegurar un crecimiento económico sostenido y equitativo en los próximos años.
Con información de El Economista | Nota original