En Sonora, casi la mitad de las mujeres mayores de edad participan activamente en el ámbito económico, lo que posiciona al estado por encima de la media nacional en términos de inclusión laboral femenina. Este fenómeno ha sido destacado por especialistas en economía regional como un factor clave en el desarrollo financiero del estado.
De acuerdo con Luis Núñez Noriega, experto en temas económicos, las mujeres sonorenses no solo han ganado presencia en el mercado laboral, sino que también lideran en el hogar. Actualmente, el 34% de los hogares del estado están encabezados por mujeres, superando ligeramente el promedio nacional. Además, el 41.9% de la fuerza laboral estatal ya está conformada por trabajadoras.
A pesar de este avance, persisten importantes barreras. El 49% de las mujeres económicamente activas no cuenta con acceso a servicios de salud y muchas de ellas se desempeñan en la informalidad, lo que impide que puedan gozar de derechos laborales básicos como seguro social, acceso a guarderías o esquemas de horarios flexibles.
Los sectores donde más se emplean las mujeres sonorenses son el comercio, los servicios y la industria restaurantera, que agrupan al 71% de ellas. Un 21.8% adicional trabaja en la industria manufacturera, y una minoría en la agricultura o la construcción. Esta distribución laboral resalta tanto su participación activa como las condiciones de vulnerabilidad que muchas enfrentan.
Uno de los retos más grandes es la conciliación entre trabajo y familia. En Sonora, se estima que más de 66 mil mujeres jefas de familia son madres solteras, lo que implica un esfuerzo adicional para mantener el equilibrio entre la economía del hogar y el cuidado de los hijos, muchas veces sin redes de apoyo suficientes.
Frente a este panorama, el Gobierno de Sonora ha implementado políticas específicas como el programa “Las Jefas: Autogestoras de la Transformación Social”, que ha destinado más de 18 millones de pesos en apoyo directo a más de mil mujeres emprendedoras en 56 municipios. Estos esfuerzos buscan no solo fortalecer el ingreso familiar, sino también fomentar la autonomía económica femenina.
Según Núñez Noriega, es crucial que estos programas se mantengan y se amplíen para que puedan tener un mayor impacto en las comunidades. Invertir en las mujeres trabajadoras no solo es una cuestión de equidad, sino una estrategia efectiva para fortalecer la economía local y el bienestar colectivo.
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