Los misiles Storm Shadow dotan a la contraofensiva militar ucraniana de la capacidad de alcanzar objetivos rusos a más de 240 kilómetros de distancia con una precisión milimétrica. El arma tiene un alcance tres veces superior al de los cohetes HIMARS de Ucrania, lo que obliga a Moscú a replantearse su logística.
Con información de Wall Street Journal