Ante la persistente disminución en la producción de hidrocarburos, la petrolera estatal Pemex ha decidido emprender una estrategia para reabrir pozos cerrados en distintas regiones del país. La medida busca revertir la tendencia negativa en la extracción de petróleo, que ha afectado tanto sus ingresos como su capacidad operativa.
La compañía se enfrenta a una compleja situación técnica y financiera. Muchos de los pozos que planea reactivar fueron cerrados por su baja productividad o por el alto costo que implicaba mantenerlos operativos. Su reapertura requerirá inversiones significativas en mantenimiento, reparación de infraestructura y adecuación tecnológica para garantizar su rentabilidad.
Según fuentes internas, Pemex evalúa más de 300 pozos cerrados para determinar cuáles presentan condiciones viables de reapertura en el corto plazo. La prioridad será reactivar aquellos que tengan potencial de recuperación con menores costos operativos.
La decisión se enmarca en un contexto de presión fiscal para la petrolera, que ha tenido dificultades para mantener sus metas de producción. Durante los últimos años, la producción de crudo ha caído por debajo de los 1.8 millones de barriles diarios, lejos del objetivo planteado por la administración federal.
Expertos del sector energético han señalado que, si bien esta medida puede ofrecer un alivio temporal, no resuelve los problemas estructurales que enfrenta la empresa, entre ellos el rezago tecnológico, la alta deuda y la dependencia de subsidios gubernamentales.
Pemex espera que esta iniciativa también genere empleos en zonas petroleras y reactive economías locales asociadas a la industria energética. Sin embargo, analistas advierten que el éxito dependerá de la eficiencia en la ejecución del proyecto y del entorno internacional de precios del petróleo.
Para leer la nota original, consulta Reuters:
https://www.reuters.com/latam/negocio/22IFBN6SB5O25GZCFJ6JX24C7Q-2025-05-08
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