Las últimas cifras económicas de China para el mes de julio han suscitado preocupación, ya que varios indicadores clave muestran una desaceleración más profunda de lo esperado. A pesar de las expectativas de un repunte tras la pandemia, la economía china ha dado señales de debilidad, lo que ha llevado a reavivar el debate sobre la necesidad de medidas de estímulo adicionales. El banco central informó que los nuevos préstamos bancarios cayeron a su nivel más bajo en 15 años, un indicador alarmante de la falta de confianza en el panorama económico. Además, tanto las exportaciones como la actividad fabril se han desacelerado, afectadas por una débil demanda interna y crecientes tensiones comerciales.
El crecimiento económico de China en el segundo trimestre fue del 4,7%, por debajo de las expectativas del mercado, lo que subraya las dificultades que enfrenta el país para alcanzar su objetivo de crecimiento del 5% para 2024. El gasto de los consumidores sigue siendo bajo, lo que agrava la situación económica general. Un economista de alto nivel de la Economist Intelligence Unit (EIU) ha señalado que «el consenso del mercado se desplazará hacia el lado izquierdo del objetivo de crecimiento ‘en torno al 5%’, ya que la economía se ralentizó en julio y parece faltar un plan contundente de apoyo a la economía». Esta perspectiva ha llevado a la EIU a mantener su previsión de crecimiento en un 4,7%.
Los analistas están a la espera de la publicación de los datos detallados de actividad en julio, que se espera confirmen una leve mejora en las ventas al por menor, con un aumento interanual del 2,6%. Sin embargo, se anticipa que la producción industrial haya crecido a un ritmo más lento, lo que podría indicar un estancamiento en la inversión. Además, se espera que los precios de la vivienda nueva continúen cayendo, después de haber registrado en junio su mayor descenso en nueve años, a pesar de los esfuerzos por revitalizar el mercado inmobiliario. Los préstamos hipotecarios también han disminuido significativamente, reflejando un debilitamiento del sector inmobiliario, que tradicionalmente ha sido un pilar del crecimiento económico en China.
En respuesta a estos desafíos, se especula que el banco central podría implementar nuevas reducciones en los tipos de interés este año, especialmente si la Reserva Federal de Estados Unidos comienza a bajar los costos de endeudamiento en septiembre. Sin embargo, la demanda interna sigue siendo débil, y la incertidumbre económica persiste, lo que podría limitar la efectividad de estas medidas. Ante este panorama, Xu de la EIU sugiere que las autoridades chinas podrían verse obligadas a acelerar el anuncio de un plan más concreto para estimular el consumo interno y contrarrestar la desaceleración económica que enfrenta el país.
