La tendencia a la baja en los precios al productor en México durante el inicio del 2024 es un indicativo significativo de la desaceleración económica que afecta diferentes sectores de la producción nacional. Conforme al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), este fenómeno refleja no solo las variaciones internas del mercado sino también el impacto de factores externos como el precio del petróleo y los costos de transporte marítimo, exacerbados por tensiones geopolíticas recientes.
El Índice Nacional de Precios al Productor (INPP), incluyendo petróleo, mostró una variación mensual de 0.38% y una tasa anual de 0.95% al inicio de 2024, evidenciando la menor alza en los últimos cuatro meses. Esta tendencia sugiere que, a pesar de los desafíos globales, las presiones inflacionarias sobre los productores en México están comenzando a ceder, un fenómeno que podría tener implicaciones mixtas para la economía.
Por un lado, la desaceleración de la inflación a nivel de productor puede aliviar los costos operativos para las empresas, potencialmente traduciéndose en precios más estables para los consumidores. Sin embargo, también puede ser señal de una demanda más débil, tanto a nivel nacional como internacional, lo que podría limitar el crecimiento económico.
El análisis del Índice de Mercancías y Servicios de Uso Intermedio y el Índice de Mercancías y Servicios Finales, ambos incluyendo petróleo, revela variaciones que merecen atención para entender mejor las dinámicas del mercado interno y su interacción con el entorno global. Especialmente notable es el incremento en el sector primario, que registró la mayor inflación anual con una tasa de 5.06%, sugiriendo que ciertos insumos básicos aún experimentan presiones de precio significativas.
Estas cifras subrayan la importancia de monitorear continuamente los indicadores económicos y adaptar las políticas monetarias y fiscales para manejar los desafíos emergentes. Además, resaltan la necesidad de fortalecer la resiliencia de la economía mexicana ante fluctuaciones en los mercados internacionales y presiones inflacionarias globales.
Con información de El Economista | Nota original