La omisión de discutir la reforma fiscal, a pesar de ser una cuestión inminente para el próximo mandato, es lamentable según señalan los expertos en finanzas públicas. Las propuestas planteadas parecen estar diseñadas para el proceso electoral y no para la gestión efectiva del país durante los siguientes seis años, según Carlos Brown, director de Fiscalidad de Oxfam México.
Los analistas han notado que entre los temas evadidos por los candidatos presidenciales está la financiación de sus propuestas de campaña, lo cual inevitablemente debería conducir a la implementación de una reforma fiscal en la próxima administración.
Víctor Gómez Ayala, director de analítica de datos en el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), explicó que las candidatas evitaron abordar el tema de la reforma fiscal debido a los altos costos políticos y electorales asociados con hablar sobre aumentar impuestos. Sin embargo, señaló que el problema de las finanzas públicas persiste y representa un riesgo significativo.
Liliana Alvarado, directora general del think tank Ethos Innovación de Políticas Públicas, expresó que aunque es comprensible que los candidatos eviten el tema debido a su falta de atractivo electoral, evadir una pregunta tan relevante ante la situación de las finanzas públicas es irresponsable.
Durante el segundo Debate Presidencial, tanto Xóchitl Gálvez como Claudia Sheinbaum evitaron responder directamente sobre una reforma fiscal. Gálvez enfatizó la necesidad de proyectos viables y prometió medidas de austeridad y combate a la evasión fiscal, mientras que Sheinbaum destacó el gasto en programas sociales y proyectos de infraestructura sin necesidad de aumentar impuestos.
El único candidato que mencionó directamente la necesidad de una reforma fiscal fue Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, quien la consideró una necesidad inminente del próximo sexenio, aunque no proporcionó detalles sobre cómo llevarla a cabo.
La falta de discusión sobre la reforma fiscal a pesar de su importancia ha sido un tema de debate en los últimos años. La última reforma de este tipo se aplicó hace una década durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Los analistas han destacado la baja recaudación de impuestos en México y la necesidad de financiar políticas públicas sostenibles para enfrentar desafíos como la deuda pública, las pensiones y el gasto en sectores clave como salud, vivienda, educación y seguridad.
Con información de El Economista | Nota original