La diferencia entre una marca y una patente va más allá de lo técnico: puede definir el éxito o fracaso de una empresa en el mercado. Según el maestro Gabriel Ramírez Arriola, especialista en Derecho de la Propiedad Intelectual y socio director de Arriola Abogados, una marca puede renovarse sin límite, mientras que una patente tiene un periodo de vigencia, generalmente de veinte años, aunque existen excepciones en sectores como el farmacéutico.
Ramírez Arriola destaca que la Propiedad Intelectual debe verse como un activo estratégico esencial, tanto para pequeñas como grandes empresas. Ignorar su protección puede traducirse en pérdidas económicas graves, e incluso en litigios largos y costosos. Una de las fallas más comunes —advierte— es lanzar un producto al mercado invirtiendo en publicidad, sin antes registrar la marca. En muchos casos, cuando las empresas finalmente buscan hacerlo, descubren que alguien más ya se les adelantó.
El abogado explica que enfrentar este tipo de escenarios implica acudir a tribunales para recuperar el derecho sobre la marca, proceso que resulta mucho más costoso que el trámite inicial, cuyo valor ronda apenas los tres mil pesos. Esta situación expone especialmente a las pequeñas y medianas empresas, que no siempre cuentan con los recursos para enfrentar disputas legales prolongadas.
Para prevenir estos problemas, el experto recomienda que toda empresa cuente desde el inicio con asesoría legal especializada en propiedad intelectual. “El área legal y el equipo de mercadotecnia deben trabajar juntos desde el primer momento”, afirma. Como ejemplo menciona el caso de la marca de cerveza “Corona”, que al intentar registrarse en España debió cambiar su nombre a “Coronita”, debido a restricciones legales locales relacionadas con la monarquía.
Además de la protección legal, la propiedad intelectual puede convertirse en un recurso de expansión y financiamiento. Una empresa tecnológica, por ejemplo, puede registrar su software como invención, licenciarlo y generar ingresos adicionales. Esto también abre puertas a alianzas estratégicas y mejora la posición competitiva en el mercado nacional e internacional.
Desde su experiencia en Arriola Abogados, Ramírez Arriola afirma que una gestión adecuada de la propiedad intelectual permite minimizar riesgos legales y maximizar oportunidades de negocio. Su despacho ofrece respuestas en menos de 24 horas y seguimiento total de cada caso, con el objetivo de acompañar a las empresas desde su nacimiento hasta su consolidación global.
En palabras del abogado, proteger los activos intangibles es proteger el futuro de la empresa. “La confianza que das, es igual a la que recibes”, concluye, reafirmando la importancia de contar con expertos que sepan manejar marcas, patentes, software, publicidad y nombres de dominio como parte integral de la estrategia empresarial.
Este artículo ha sido elaborado a partir de información publicada en La Jornada. Para leer la nota original, visita: La importancia de la Propiedad Intelectual en micro, medianas y grandes empresas – El Financiero
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