Diversas organizaciones civiles han expresado preocupación respecto a las reformas propuestas por Andrés Manuel López Obrador a principios de este mes, las cuales abordan una variedad de temas. Señalan que estas reformas carecen de una fuente de financiamiento viable y es probable que algunas de ellas tengan un impacto en las finanzas públicas.
Según un análisis conjunto realizado por organizaciones como el Imco, México Evalúa y México ¿Cómo Vamos?, las iniciativas de reforma podrían generar aumentos significativos en las presiones de gasto para el gobierno federal. Esto se refiere principalmente a propuestas como el aumento de las pensiones para personas jubiladas, el incremento del salario mínimo para maestros, policías y soldados, y la reestructuración de las funciones de las Empresas Productivas del Estado.
Estas iniciativas podrían representar un incremento considerable en el gasto público, el cual ya se vio afectado el año pasado por la debilidad de los ingresos, recortes discrecionales y presiones relacionadas con el pago de la deuda.
Las organizaciones también señalan que las 20 iniciativas presentadas por el Presidente carecen de un estudio de impacto presupuestal o evaluaciones adecuadas. Además, no se tiene en cuenta un análisis de los rezagos y necesidades en términos de progreso social para la población.
La situación actual de las finanzas públicas genera preocupación. El déficit ha ido aumentando año tras año y ha sido financiado con deuda, lo que ha incrementado el costo financiero de la misma y ha ejercido una mayor presión sobre el gasto. Este último ya enfrenta desafíos debido a las presiones de la deuda y los apoyos otorgados por el gobierno a Pemex.
Las organizaciones advierten que será muy difícil reducir la trayectoria de endeudamiento público en 2025 y en los años siguientes sin un aumento significativo de los ingresos o un aceleramiento del crecimiento económico.
En cuanto a los ingresos, se destaca que, aunque la recaudación de impuestos ha aumentado, este crecimiento no es suficiente para compensar la caída de los ingresos petroleros. Como resultado, se han realizado recortes discrecionales en el gasto, afectando sectores vitales como la salud, la educación y la seguridad.
Aunque los ingresos tributarios alcanzaron niveles históricos el año pasado con un crecimiento anual del 12.4%, este aumento es mucho menor que la caída reportada en los ingresos petroleros, que fue del 31%.
En resumen, las finanzas públicas han experimentado una rápida disminución de su dependencia del petróleo a lo largo de los últimos años, lo que plantea desafíos significativos para su estabilidad y sostenibilidad a largo plazo.
Con información de El Economista | Nota original