La política de recuperación del salario mínimo en México ha impulsado significativamente las negociaciones salariales contractuales a lo largo de 2023, resultando en el mejor año para estos incrementos desde 2001. Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el aumento real ponderado en jurisdicciones tanto federales como locales alcanzó el 2.9%, apenas por debajo del pico del 3% observado en 2001. En términos nominales, el incremento fue del 8.6%, marcando también el mayor aumento desde el año 2001 cuando fue del 9.8%.
Este avance en las negociaciones contractuales, que benefició a más de tres millones de trabajadores, revirtió la contracción de 0.8% vista en 2022, un año caracterizado por una escalada inflacionaria sin precedentes en dos décadas en el país. La distribución de los trabajadores afectados por estas negociaciones muestra una mayor inclinación hacia la jurisdicción federal, que abarcó al 64.4% del total, con el resto en la jurisdicción local.
El proceso de legitimación de contratos colectivos, exigido por la reforma laboral de 2019 para asegurar la democracia sindical, concluyó en 2023. Este proceso llevó a una depuración significativa de los llamados «contratos de protección», resultando en una reducción del número de revisiones contractuales tanto en comparación con 2022 como con 2019.
La situación en Audi, donde se desencadenó una huelga de 25 días, ha establecido un precedente importante para futuras negociaciones salariales, especialmente en el contexto de las nuevas reglas de democracia sindical. La huelga en Audi es vista por organizaciones como la Liga Sindical Obrera Mexicana (LSOM) como un modelo para futuras negociaciones colectivas. La LSOM, que ganó presencia con la reforma laboral, está involucrada en negociaciones salariales con empresas multinacionales como 3M y Goodyear, y pronto iniciará procesos similares con Delta Staff y Teklas.
Este enfoque hacia negociaciones más justas y representativas, apoyado por el éxito en Audi, refleja un cambio significativo en el panorama laboral de México. La capacidad de llevar a cabo huelgas y negociaciones efectivas se presenta como una herramienta crucial para asegurar acuerdos colectivos que respondan de manera equitativa a las necesidades de los trabajadores en un entorno económico desafiante.
Con información de El Economista | Nota original