En México, la falta de recursos económicos es una barrera significativa para la educación universitaria, afectando a ocho de cada 100 estudiantes que inician estudios superiores. La diferencia salarial entre graduados universitarios y aquellos con solo educación media superior es considerable, con los primeros ganando un 85% más según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Este contexto subraya la importancia de las soluciones financieras para apoyar la educación, como los seguros educativos, que permiten a los padres ahorrar para los futuros gastos universitarios de sus hijos.
Estos seguros no solo son un mecanismo de ahorro sino que también incluyen cobertura de vida, asegurando que, en caso de fallecimiento del titular, los recursos necesarios estarán disponibles para que el beneficiario (el hijo o estudiante) pueda continuar su educación. Los seguros de orfandad, ofrecidos por algunas instituciones educativas, son otra opción para asegurar la continuidad educativa sin costos adicionales imprevistos para las familias.
Ante este panorama, es esencial que los padres consideren estas opciones desde temprano, ya que contratar estos seguros cuando los hijos son pequeños puede reducir significativamente los costos y asegurar la disponibilidad de fondos cuando llegue el momento de entrar a la universidad.
Con información de El Economista | Nota original
