La digitalización en el sector financiero ha aumentado considerablemente el riesgo de fraude, incluyendo el robo de datos de tarjetas y la suplantación de identidad. A medida que avanza la tecnología, con la inteligencia artificial y el aprendizaje automático emergiendo como herramientas de doble filo, los expertos advierten sobre la necesidad de equilibrar la innovación con la seguridad.
Para el 2025, se proyecta que las transacciones en tiempo real y las finanzas integradas constituirán una cuarta parte de los pagos globales. Este aumento en la digitalización trae consigo riesgos asociados al robo de información financiera y personal. Los métodos de fraude más comunes en México incluyen el uso de software malicioso, engaños en línea, problemas en la logística y robo de datos de tarjetas.
Las instituciones financieras, incluyendo bancos y fintech, enfrentan el desafío constante de minimizar las pérdidas por fraude y adaptarse rápidamente a nuevas amenazas. Los últimos tres años han visto un incremento en los ataques de ingeniería social, lo que refleja la necesidad de una estrategia de prevención de fraude más robusta.
Las herramientas basadas en inteligencia artificial presentan una solución potencial, permitiendo analizar millones de transacciones para identificar comportamientos fraudulentos. Sin embargo, se subraya que la prevención efectiva del fraude requiere un enfoque integral que no solo incluya tecnología avanzada, sino también la mejora de procesos y la cultura organizacional.
La lucha contra el fraude es un esfuerzo conjunto que demanda conciencia y proactividad por parte de todas las instituciones financieras, así como una perspectiva integral que abarque tanto la innovación tecnológica como la implementación de procesos efectivos y la promoción de una cultura de seguridad.
Con información de El Economista | Nota original