La nostalgia, ese sentimiento cálido que nos hace sonreír al recordar viejos tiempos, puede tener un lado oscuro que muchos pasan por alto. Lejos de ser una simple emoción inofensiva, los expertos advierten que puede impactar negativamente nuestras decisiones económicas y desestabilizar nuestras finanzas personales.
En sus orígenes, la nostalgia era considerada una enfermedad real. El término apareció en el siglo XVII y se utilizaba para describir la angustia profunda que experimentaban los soldados al estar lejos de casa. En casos extremos, esta melancolía fue asociada incluso con muertes, lo que demuestra la intensidad con la que podía afectar a las personas.
Hoy, aunque ya no se ve como una patología médica, la nostalgia sigue influyendo en nuestra vida cotidiana, especialmente en el consumo. Profesionales de la psicología y el comportamiento del consumidor coinciden en que la nostalgia es uno de los motores de gasto más poderosos, aunque subestimado. Desde comprar objetos que evocan nuestra infancia, hasta pagar por experiencias que recrean el pasado, este sentimiento puede ser un detonante financiero.
Cuando algo nos recuerda a tiempos felices, nuestro cerebro prioriza esa sensación sobre la lógica económica. Investigaciones publicadas en el Journal of Consumer Research han demostrado que sentirse nostálgico reduce la necesidad de ahorrar, haciéndonos más propensos a gastar sin pensar. Así, un simple recuerdo puede convertirse en una compra impulsiva y costosa.
La publicidad lo sabe muy bien. Las empresas aprovechan el vínculo emocional que tenemos con el pasado para vendernos productos “retro”. Marcas como Mattel, Lego o Hasbro han redirigido sus estrategias a adultos que crecieron en los 80s, 90s y 2000s. No es coincidencia que en 2024 se reportara que los adultos gastaron más en juguetes que los propios niños. Set de construcción para adultos, figuras de colección y ediciones limitadas han invadido el mercado.
Pero esta ola de productos nostálgicos no se limita a juguetes. La moda, los videojuegos, el cine y la televisión también han revivido clásicos con un enfoque dirigido a adultos. Títulos como Los Caballeros del Zodiaco o Las Tortugas Ninja han regresado con una misión clara: atraer a quienes los vieron en su infancia, apelando a su deseo de revivir esos momentos.
Aunque darse un gusto ocasional no es dañino, el problema aparece cuando la nostalgia se convierte en una forma habitual de consumo. Este patrón puede llevarnos a dejar de lado prioridades financieras como el ahorro, la inversión o el pago de deudas. En otras palabras, vivir en el pasado puede salirnos caro si no aprendemos a equilibrar emoción y racionalidad.
Consulta la nota original en: Francisco J. Orozco: Cómo la nostalgia puede arruinar tus finanzas personales – El Financiero
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