La producción manufacturera de Estados Unidos enfrentó un revés en abril, con una contracción del 0.3% después de haber registrado un crecimiento modesto en marzo. Este retroceso fue liderado por una notable disminución del 2% en la producción de vehículos motorizados y sus componentes, lo cual tuvo un impacto significativo en el sector industrial más amplio.
Este descenso en la producción de vehículos se presenta en un contexto donde el sector manufacturero, que constituye el 10.4% de la economía estadounidense, se encuentra afectado por el incremento en los costos de los préstamos, lo que limita la capacidad de expansión y renovación de equipos.
La Reserva Federal informó además que la producción manufacturera de bienes duraderos cayó un 0.5%, señalando una disminución en sectores como los equipos eléctricos, electrodomésticos y componentes, así como los productos de madera. No obstante, hubo algunos sectores que mostraron mejor desempeño, como la producción de metales primarios y productos informáticos y electrónicos, así como el material aeroespacial y diversos equipos de transporte, que registraron incrementos en su producción.
Adicionalmente, la utilización de la capacidad del sector industrial descendió ligeramente a 78.4% desde el 78.5% en marzo, situándose 1.2 puntos porcentuales por debajo del promedio histórico de 1972-2023. Este dato sugiere que hay cierto grado de subutilización de la capacidad industrial, lo que podría indicar una menor presión inflacionaria proveniente de este sector en el corto plazo.
Por otro lado, los precios de las importaciones en Estados Unidos mostraron un incremento en abril, el más alto en dos años, principalmente debido al aumento de los costos de los productos energéticos y otros bienes. Esto podría mantener la inflación interna en niveles elevados durante algún tiempo, desafiando la política monetaria y las expectativas de inflación a mediano plazo.
Estos indicadores juntos pintan un cuadro complejo para la economía estadounidense, donde la presión de los costos de préstamos y los precios elevados de importaciones pueden seguir afectando tanto a los productores como a los consumidores, complicando aún más las decisiones de política económica para la Reserva Federal y otros organismos reguladores.
Con información de El Economista I Nota original