El exgerente general de Auditoría de Petróleos Mexicanos (Pemex), Vidal Leal, ofreció una explicación a El Economista sobre el factor contable que condujo a la empresa a registrar una utilidad neta el año pasado: la reversión en el deterioro de activos fijos. Sin embargo, este aspecto podría cambiar una vez que se certifiquen las reservas probadas y un tercero verifique los estados financieros para emitir el reporte dictaminado de la empresa en las próximas semanas.
En 2023, Pemex reportó una utilidad neta de 110,000 millones de pesos, en comparación con los 99,998 millones de pesos obtenidos en 2022. Desde 2012, los estados financieros de la empresa han incluido la depreciación de activos, pero este año se registró una reversión, es decir, una mejora en esta situación. Durante el cuarto trimestre del año pasado, la reversión en el deterioro de activos ascendió a 84,696 millones de pesos, en contraste con los 140,412 millones de pesos negativos del mismo periodo en 2022.
En la industria petrolera, especialmente en exploración y producción, los activos fijos son los pozos perforados. Su valor incluye los estudios previos, la infraestructura utilizada, el equipo de transporte y, finalmente, las reservas 1P. Pemex ajusta el valor de estos activos anualmente de acuerdo con las normas internacionales y, en ocasiones, reclasifica las reservas de probables y posibles a probadas, lo que afecta su valor contable.
El año 2023 estuvo marcado por diversas condiciones del mercado internacional, como la crisis en Ucrania, conflictos en Oriente Medio y tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, lo que revaluó el precio del petróleo debido a su alta demanda. Por el contrario, en 2022 hubo mayor incertidumbre y precios a la baja, lo que provocó deterioro en los activos.
Aunque los estados financieros consolidados de Pemex para 2023 aún no se han presentado y serán auditados por un tercero, Leal advierte que la situación podría cambiar después de la revisión de las reservas.
Una preocupación adicional para Leal es la forma en que el gobierno mexicano considera los impuestos como costos en la contabilidad de Pemex, a diferencia de otros países donde se consideran derechos y no afectan negativamente al patrimonio de la empresa.
Con información de El Economista | Nota original