El presidente argentino, Javier Milei, ha decidido revertir una medida que incrementaba significativamente los salarios de los cargos políticos del Poder Ejecutivo, tras una ola de críticas y polémica. La decisión inicial, justificada por un decreto de la era de Cristina Kirchner en 2010, fue rápidamente cuestionada por la opinión pública y por la propia Kirchner en las redes sociales, quien criticó a Milei por tratar de desviar la responsabilidad hacia ella.
La medida había provocado un aumento del 48% en los sueldos de los funcionarios, elevando sus ingresos a más de 5.5 millones de pesos argentinos (aproximadamente 6,600 dólares), una cifra que generó descontento entre la población, especialmente en un momento en el que el gobierno estaba buscando reducir costos en diversas áreas del Estado.
Ante la reacción negativa, tanto en las redes sociales como por parte de sindicatos como ATE, y la crítica directa de Cristina Kirchner, quien acusó a Milei de falta de originalidad y de culparla injustamente, el gobierno de Milei decidió dar marcha atrás. El presidente anunció que se derogaría el decreto que permitía este aumento y que se retrotraerían los salarios a sus niveles anteriores.
El ministro del Interior, Guillermo Francos, admitió que el aumento había sido un error y aseguró que no había habido intención de aprobar tal incremento sin tener en cuenta los decretos existentes. La decisión de retroceder en la medida se presenta como un intento de Milei de mantener su mensaje «anticasta» y de priorizar el bienestar de la sociedad argentina en un momento de crisis económica.
Este episodio destaca las tensiones políticas en Argentina y la sensibilidad respecto a los sueldos de los funcionarios públicos, especialmente en tiempos de dificultades económicas. También muestra cómo la dinámica entre figuras políticas actuales y anteriores sigue influyendo en el debate público y las decisiones de gobierno.
Con información de El Economista | Nota original