El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido reducir los tipos de interés en 25 puntos básicos, situándolos en 2.5%, el nivel más bajo en más de dos años. Esta medida, anunciada en su reunión de marzo, refleja la necesidad de estimular la economía de la zona euro, en un contexto donde las previsiones de crecimiento han sido revisadas a la baja.
Las estimaciones actuales del BCE prevén un crecimiento del PIB del 0.9% en 2025, mientras que la inflación se mantiene en un 2.3%, un nivel superior al objetivo del 2%. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, señaló que la política monetaria se encuentra en una fase de “mayor flexibilidad” para adaptarse a la evolución del mercado.
A pesar de esta decisión, persisten debates dentro del BCE. Mientras algunos miembros del consejo abogan por mantener una postura prudente debido a la volatilidad económica global, otros defienden una mayor reducción de tasas para impulsar la inversión y el consumo.
Los mercados han reaccionado con cautela a este recorte, observando su impacto en el crédito y el sector bancario. La incertidumbre sobre futuras decisiones del BCE también está influida por factores como la evolución de la economía estadounidense y la política fiscal de los países miembros.
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