La economía brasileña registró una contracción en agosto que superó las expectativas del mercado, mientras las autoridades gubernamentales venían advirtiendo de una desaceleración significativa en el tercer trimestre.
El índice IBC-Br, un indicador clave para el Producto Interno Bruto (PIB), registró en agosto un descenso desestacionalizado del 0,77% respecto a julio, superando significativamente la caída del 0,3% prevista por los economistas encuestados por Reuters.
En términos desestacionalizados, el IBC-Br creció un 1,28% respecto a agosto de 2022 y un 2,82% en el periodo de 12 meses.
En una entrevista con Reuters esta semana, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, hizo hincapié en un tercer trimestre «muy pobre» debido a los altos costos de endeudamiento y la caída de los precios de las materias primas en comparación con el mismo período del año pasado, factores que impactaron en el desempeño corporativo y, en consecuencia, en los ingresos fiscales.
A pesar de estos retos, el Ministerio de Hacienda estima un crecimiento del PIB del 3,2% este año, tras sólidas cifras en el primer semestre, impulsadas principalmente por un próspero sector agrícola.
La economía brasileña se ha beneficiado de la pujanza de la agroindustria y las industrias extractivas, complementada por las medidas aplicadas por el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para aumentar la renta disponible de los hogares, impulsando así la demanda interna.
Con información de: Yahoo! finanzas | Nota original