El sector financiero en México ha experimentado una notable transformación en su estructura laboral desde 2012, según destaca un informe de la Cepal. Este cambio se refleja principalmente en el riesgo de automatización de ciertas ocupaciones dentro del sector, contrastando con la estabilidad general de los niveles de riesgo en la economía mexicana entre 2005 y 2020. Mientras que algunas ocupaciones como cajeros, cobradores, pagadores, secretarias, y contadores enfrentan un alto riesgo de ser reemplazados por tecnologías automatizadas, se observa un interesante movimiento hacia niveles de riesgo medio y bajo en el sector financiero, lo que implica tanto la creación de nuevos puestos como la externalización de ciertas funciones.
Este fenómeno resalta dos tendencias clave: la primera es la adaptación y evolución del sector financiero frente a las innovaciones tecnológicas, buscando eficiencia y competitividad a través de la automatización de procesos. La segunda, la tercerización de servicios, sugiere una estrategia para manejar ciertas funciones de manera más flexible y posiblemente a un menor costo, aunque esto último depende de múltiples factores como la regulación y las condiciones del mercado laboral.
La reestructuración observada en el sector financiero mexicano refleja un cambio profundo en la naturaleza del trabajo y en las habilidades demandadas por los empleadores. Mientras algunas ocupaciones disminuyen su presencia debido a la automatización, otras emergen o se expanden, requiriendo nuevas competencias que se alinean con las necesidades de un entorno cada vez más digitalizado. Esto plantea desafíos significativos para la formación y recalificación de la fuerza laboral, así como para la creación de políticas laborales y educativas que promuevan una transición justa y equitativa hacia las nuevas realidades del mercado de trabajo.
Con información de El Economista | Nota original