A lo largo del siglo XIX, muchos libaneses llegaron a América Latina escapando de la inestabilidad política y religiosa en su tierra natal. Países como Brasil, México y Argentina se convirtieron en destinos clave para estos migrantes, quienes rápidamente encontraron en el comercio una vía para establecerse y prosperar. Según el historiador Carlos Martínez Assad, esta comunidad desarrolló redes comerciales que impulsaron su éxito en la región.
Hoy en día, los descendientes de aquellos migrantes libaneses siguen ocupando posiciones destacadas en los negocios, la política y la cultura. Carlos Slim en México es un ejemplo emblemático, mientras que en otros países, familias como los Char en Colombia y Menem en Argentina han dejado su huella. Este legado económico y cultural es un testimonio del impacto de la migración libanesa en América Latina.