La inflación en la zona euro subió al 2,3% en noviembre, según Eurostat, consolidando un repunte iniciado en octubre. Aunque el índice general se ha elevado, la inflación subyacente, que excluye componentes volátiles como energía y alimentos no procesados, se mantuvo estable en 2,7%. Los servicios, con un aumento del 3,9%, son los principales responsables del incremento, mostrando resistencia para regresar a niveles más bajos.
Este aumento se debe en parte a factores como el encarecimiento de productos básicos y el debilitamiento del euro frente al dólar. Analistas del banco ING atribuyen esta presión al alza a la finalización de algunas medidas de alivio adoptadas durante la crisis inflacionaria y a efectos estadísticos. Sin embargo, consideran que esta tendencia podría ser temporal, con una posible estabilización en 2025.
A menos de dos semanas de su próxima reunión, el Banco Central Europeo, liderado por Christine Lagarde, enfrenta incertidumbre sobre cómo estos datos influirán en su política monetaria. Aunque el organismo apunta hacia un relajamiento de los tipos de interés, el panorama económico anémico en países como Alemania sugiere que la presión sobre los precios podría mantenerse controlada en el mediano plazo. Solo España muestra un desempeño más dinámico, aunque se espera que frene su crecimiento en 2025.