En un claro ejemplo de escalada en la guerra comercial entre China y la Unión Europea, el gigante asiático ha impuesto aranceles a las importaciones de brandy europeo. Esta medida, que afecta a marcas reconocidas como Hennessy y Remy Martin, se considera una respuesta directa a los aranceles impuestos por la UE a los vehículos eléctricos fabricados en China.
El Ministerio de Comercio chino ha justificado esta decisión alegando que las exportaciones de brandy europeo hacia China se han realizado a precios por debajo del valor de mercado, lo que daña a la industria nacional. Sin embargo, muchos analistas consideran que esta medida es una represalia política más que una acción comercial basada en pruebas sólidas.
Las empresas europeas afectadas por estos aranceles han expresado su preocupación por las consecuencias económicas que esta medida podría tener. Los importadores de brandy chino deberán pagar ahora un depósito de seguridad que podría alcanzar hasta el 39% del valor de la importación, lo que encarecerá significativamente el producto y podría reducir las ventas.
El sector del lujo, fuertemente dependiente del mercado chino, ha visto caer sus acciones como consecuencia de esta noticia. Los inversores temen que esta medida pueda ser el comienzo de una nueva ola de aranceles y restricciones comerciales que afecte a otros productos de lujo europeos.
Esta escalada de tensiones comerciales entre China y la UE plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones comerciales entre ambas potencias económicas. La imposición de aranceles recíprocos podría tener un impacto negativo en la economía global y perjudicar a los consumidores de ambos lados del Atlántico.
Es probable que esta disputa comercial se prolongue y que ambas partes intenten negociar una solución. Sin embargo, hasta el momento, las perspectivas de un acuerdo parecen remotas.