En 2023, México superó a Japón convirtiéndose en el segundo mayor importador mundial de carne de cerdo, solo detrás de China, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Este año, se espera que las importaciones mexicanas del producto alcancen un nuevo récord, con una proyección de crecimiento del 8.9% interanual, llegando a 1 millón 475,000 toneladas.
Este aumento refleja un cambio en las preferencias de los consumidores mexicanos, que están optando cada vez más por la carne de cerdo en comparación con el pollo y la carne de res. El consumo interno también ha mostrado una tendencia creciente, ya que en 2023, las importaciones constituyeron el 51% del consumo total de carne de cerdo en México.
Por otro lado, las importaciones de carne de cerdo a China se espera que disminuyan en 2024 debido a un exceso de inventarios, marcando una reducción del 1%. Esto contrasta marcadamente con el año 2020, cuando China representó el 42% del comercio mundial de carne de cerdo debido a una reducción en su producción nacional causada por la peste porcina africana (PPA). Para 2024, se prevé que la participación de China en el mercado global de carne de cerdo se reduzca a solo el 18%.
Estados Unidos, el principal proveedor de carne de cerdo para México, también anticipa un aumento en su producción del 3% en 2024, alcanzando los 12.7 millones de toneladas. Esta producción aumentada permitirá a Estados Unidos no solo mantener su liderazgo en el mercado mexicano sino también expandir sus exportaciones a otros mercados importantes como Japón, además de buscar incrementar su cuota de mercado en Corea del Sur y Australia.
Globalmente, se proyecta que la producción de carne de cerdo disminuirá un 1% en 2024, sumando 115.6 millones de toneladas, con una caída significativa en China de 3%, a 56.0 millones de toneladas, como resultado de la consolidación de la industria debido a precios persistentemente bajos en 2023. En contraste, se espera que aumente la producción en la Unión Europea, Estados Unidos y Brasil.
Con información de El Economista | Nota original