La situación actual en la banca mexicana refleja un desafío notable en cuanto a la igualdad de género en posiciones de liderazgo, a pesar de que la paridad entre hombres y mujeres en la fuerza laboral general ha sido alcanzada. Con el 52% del personal bancario siendo mujeres y solo el 28% ocupando puestos de alta dirección, la disparidad es evidente y sugiere la necesidad de un cambio significativo para alcanzar una verdadera equidad de género en el sector.
Lyssette Bravo, destacada por su papel en HSBC México y su compromiso con la equidad de género, subraya la importancia de aumentar la representación femenina en todos los niveles del sector financiero. Esta aspiración no solo busca un equilibrio en términos de género sino también apunta a la equidad en la remuneración, donde actualmente existe una brecha considerable, con las mujeres ganando 56 centavos por cada peso que ganan los hombres.
El compromiso por reducir esta brecha de género ha sido reconocido y respaldado por acuerdos entre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Asociación de Bancos de México (ABM), aunque el progreso es gradual y todavía queda mucho por hacer. Las iniciativas para cerrar la brecha incluyen programas de formación, reinserción laboral posmaternidad y flexibilidad en los horarios de trabajo, buscando no solo aumentar el número de mujeres en posiciones de liderazgo sino también asegurar una compensación justa y equitativa.
En este contexto, la Junta de Gobierno del Banco de México, integrada mayoritariamente por mujeres, sirve como un ejemplo de cómo la equidad de género no solo es posible sino beneficiosa para la gestión y el rendimiento organizacional. Este caso resalta la importancia de adoptar prácticas inclusivas y equitativas en todos los niveles de la industria financiera.
Los esfuerzos de instituciones como Scotiabank y HSBC demuestran un compromiso creciente con la promoción de la equidad de género, marcando un camino hacia un futuro más inclusivo y equitativo en el sector bancario de México. Sin embargo, el desafío más significativo sigue siendo la representación femenina en los niveles más altos de dirección, donde la presencia de mujeres es mínima. La colaboración y el compromiso de toda la industria serán cruciales para superar este obstáculo y lograr una verdadera igualdad de género en el sector financiero.
Con información de El Economista | Nota original