El Banco de México (Banxico) actualizó su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en 2024, situándolo en 2.8%, cifra inferior al 3% previsto en noviembre pasado. La nueva estimación se ubica por encima del consenso del mercado (2.3%) pero por debajo del rango del gobierno (3%).
Victoria Rodríguez Ceja, Gobernadora de Banxico, explicó que la revisión se debe a un efecto aritmético de menor base de comparación en el último trimestre de 2023. No obstante, la perspectiva general para la dinámica económica no se modificó significativamente.
El nuevo pronóstico de Banxico contempla un intervalo de crecimiento de 2.2% a 3.4% para 2024. Entre los riesgos al alza que podrían impulsar la actividad económica se encuentran:
Un mayor crecimiento de la economía estadounidense.
Una mayor resiliencia de la economía mexicana.
Un impulso a la inversión por la reconfiguración global de procesos productivos.
Un mayor impulso del gasto público.
Para 2025, Banxico mantuvo sin cambio su pronóstico de crecimiento en 1.5%. Se espera que la consolidación fiscal prevista se traduzca en un menor gasto interno, con un intervalo de crecimiento del PIB entre 0.7% y 2.3%.
Rodríguez Ceja reconoció que la relocalización de inversiones puede dar cierto impulso a la actividad económica.
En cuanto a la inflación, Banxico prevé que la general se ubique en 3.5% en el cuarto trimestre de 2024, frente al 3.4% previsto anteriormente. La meta de 3% se alcanzaría en el segundo trimestre de 2025.
Los miembros de la Junta de Gobierno de Banxico destacaron la cautela en la reducción gradual de la tasa de interés. Señalaron la importancia de observar el proceso de desinflación y las expectativas de inflación antes de tomar decisiones.
El subgobernador Jonathan Heath advirtió que sería un error bajar prematuramente la tasa de referencia. Consideró que es necesario esperar a que la inflación ceda de forma clara y sostenida antes de modificar la política monetaria.
El próximo anuncio de política monetaria de Banxico está programado para el 21 de marzo.
Con información de El Economista | Nota original